sábado, 13 de diciembre de 2008

OTRAS LEONORES

Sólo el 5% de los premios Nobel ha recaído sobre mujeres. Ellas han sido premiadas en todas las categorías excepto en la de economía (cuya primera edición fue la de 1969). La primera mujer premiada: Marie Sklodowska Curie en Físicas, en 1903.

¿Quiere esto decir que hasta Marie S. Curie ninguna otra mujer se ha dedicado a la investigación? ¿O más bien quiere decir que la sociedad patriarcal ha intentado mantener a las mujeres alejadas del saber científico?

La educación científica de las mujeres fue prácticamente inexistente a lo largo de la historia. Estaban excluidas de todos los campos del saber y eran educadas exclusivamente para desempeñar las “labores propias de su sexo”, ya que se creía que tenían una incapacidad natural para las tareas de carácter científico.

Marie Sklodowsaka Curie, es calificada frecuentemente como la primera mujer científica, con lo que se niega la existencia de una tradición científica femenina, algo bastante alejado de la realidad y para muestra los siguientes ejemplos que paso a comentar:

Entre los años 8.000 y 3.000 antes de nuestra era, parece ser que las mujeres en el Próximo Oriente eran las que poseían los conocimientos empíricos sobre la transformación de metales. Sobresalen algunas mesopotámicas como las primeras mujeres químicas.

Aspasia de Mileto, más conocida por ser amante de Pericles, en el siglo V a.n.e., pertenecía a los círculos intelectuales y políticos de la Grecia de esa época y fue profesora de Retórica y Oratoria ( recordemos la insistente afirmación a lo largo de la Historia de que el cerebro femenino era, por naturaleza, totalmente incompatible con la Filosofía). Tenemos también el caso de Safo quien fundó una escuela para jóvenes en la isla de Lesbos, o Teano, esposa de Pitágoras, quien dirigió la escuela Pitagórica y escribió varios tratados, uno en especial sobre el número áureo, el primer número irracional que conoció la cultura griega.

En el campo de la medicina del siglo XI podemos mencionar a Trótula, autora de varios tratados dedicados a la salud, sexualidad, control de natalidad, enfermedades de la piel, los ojos y la sordera. Realizó los primeros tratados pediátricos de la Historia. En el siglo XII, los copistas comenzaron a atribuir sus obras a su marido y el nombre de Trótula se transformó en Trottus (equivalente masculino). Y a partir del siglo XV se llegó a negar su existencia.

Por lo que se refiere a la ciencia moderna hubo mujeres astrónomas como Sophia Brahe que trabajaba junto a su hermano; el famoso Tycho Brahe. Juntos trabajaron en su observatorio y llegaron a conocer la posición exacta de los planetas, pero todos sus descubrimientos se le atribuyeron a él.

María Cunitz tradujo las tablas de Kepler en las que encontró algunos errores. Un cráter en Venus se llama Cunitz en su honor.

Olivia Sabuco de Nantes Barrera (1562-1622) escribió un tratado de fisiología humana de salud mental muy utilizado en las Facultades de Medicina hasta el siglo XX. Coincidiendo con la época del movimiento sufragista la autoría de la obra fue atribuida a su padre.

María Agnesi de Milán, catedrática de matemáticas en la Universidad de Bolonia de 1750 a 1752, escribió un tratado al que se atribuye ser el primer texto que trató conjuntamente el cálculo diferencial y el cálculo integral.

Augusta Ada Byron trabajó con las máquinas analíticas y diferenciales y en el diseño de los primeros ordenadores. En la década de los 80 el Departamento de Defensa de los Estados Unidos desarrolló un lenguaje de programación en honor a ella, el ADA.

Un caso llamativo es el de Mileva Maric, primera esposa de Einstein. Parece ser que podría haber colaborado con su marido en mayor grado de lo que se creía hasta ahora, en los artículos publicados por Einstein en 1905, entre los que se encontraba el que le hizo merecedor del Nobel.

Las mujeres comentadas son sólo una pequeña muestra de una larga lista de mujeres científicas que han permanecido invisibles en la Historia de la Ciencia. Gran mérito el de estas mujeres si tenemos en cuenta que las mujeres estuvieron excluidas de la Educación Superior y la Ciencia hasta finales del siglo XIX. Mucho daño ha hecho Rousseau y su Emilio. En el último libro enuncia las pautas de la educación femenina: “la mujer ha de ser fiel, modesta y reservada, tanto ante su conciencia como a los ojos de los demás, pues tendrá como misión cuidar de la reputación y honor de la familia. Tendrá la misma religión que su marido, pues en esto, como prácticamente en todo, la educación femenina se regula por la autoridad, con vistas al futuro matrimonio”…
…”Las mujeres no necesitan más educación que la elemental, puesto que la naturaleza, que las priva del gusto por la lectura, las ha hecho hábiles para las labores de aguja”.

Tres siglos más tarde aún hay que seguir oyendo declaraciones como la siguiente: “las mujeres no tienen la capacidad intrínseca para desempeñarse en las áreas de matemáticas y ciencias”. Declaración hecha nada más y nada menos que por el rector de la Universidad de Harvard, el Sr. Lawrence Summers en el año 2006.

Así van las cosas…

1 comentario:

Alfredo dijo...

Excelente repaso a un mundo femenino sobre el que hay que arrojar todavía mucha luz. A mí me has descubierto a unas cuantas. Gracias.